miércoles, 2 de noviembre de 2016

El castillo de Vitoria y la necesidad de excavar en San Vicente (I)

Resulta paradójica la forma en que hoy día difundimos la información. Para llegar a la médula cerebral de la gente y no sucumbir bajo la montaña diaria de noticias, tenemos que buscar titulares cortos y directos (y si son polémicos o provocadores aún mejor). No me gusta, pero me temo que en esto no hay mucha opción, es al parecer lo que el público actual pide.

Reconstrucción de una mota normanda en Newcastle (K.Wilson)
¿Pudo tener en algún momento esta apariencia el castillo de San Vicente?
El problema en mi caso, es que creo que estos mecanismos de difusión informativa son escasamente compatibles con la realidad de la investigación histórica. En efecto, cuando se trata de hablar de Historia, el reduccionismo de esos titulares tan directos suele generar en el público la falsa idea de que se los historiadores hablamos de certezas 'absolutas', cuando en realidad creo que ningún investigador puede hablar de otra cosa que no sean deducciones mejor o peor razonadas, en base a datos y fuentes más o menos sólidas. 

Voy a plantearlo de otro modo. Creo que el 'buen' historiador -o el 'buen' arqueólogo- debe ser ante todo un 'buen' razonador, que los datos y las fuentes son claves, pues son los 'ladrillos' fundamentales de ese edificio que es la Historia, pero también que para construir una casa, no basta con 'tener ladrillos'; se precisa del 'buen saber hacer' de un 'albañil' que tenga criterio, criterio no sólo para escoger entre la materia prima disponible, sino también para componer una estructura sólida y coherente a partir de las piezas que tiene a su alcance.

Ahora bien, conviene recordar que los edificios que construyen esos 'albañiles de la Historia' que somos los historiadores, los arqueólogos (y, por supuesto, los colegas de otras muchas disciplinas), son necesariamente edificios en constante transformación, sometidos a continuas críticas, revisiones y reformas; son, en definitiva, hipótesis perpetuamente mejorables. Y aquí es donde quería llegar, a la idea de la 'hipótesis', porque para mí, los mejores titulares en Historia -los más sinceros, francos y verídicos- son aquellos que explicitan claramente en su enunciado que se está hablando de una hipótesis.

Titular en el períodico El Correo (27/10/2016)
El problema con este tipo de titulares es que no suelen resultar, ni cortos, ni directos, ni atractivos para el público en general. Por eso ya no me agobio al leer aquellos que, en prensa o en radio, generan mis reflexiones sobre los orígenes de Gasteiz (tiendo a pensar -por lo tajantes que resultan- que acaban sonando presuntuosos, pero quizá sólo sea mi impresión). He decidido no preocuparme más por que los periodistas hagan -como bien saben de hecho- su trabajo (por mi parte siempre les atenderé gustosamente), que lo hagan, que ya me encargaré yo de hacer el mío, por ejemplo en este blog, donde puedo escribir con mayor sosiego para todos aquellos que tengan tiempo y ganas de conocer los datos y razones últimas sobre las que fundamento mis hipótesis, independientemente de la noticia.

Pues bien, hablando de titulares, uno de los más recientes (¡gracias @frascogongora!), enfatizaba una idea que expresé en una reciente conferencia; el titular decía: "Hay que excavar bajo San Vicente para conocer el origen de Vitoria".

Es cierto, las letras de molde expresan un pensamiento que me ronda en mente cada vez con más insistencia, una idea compleja y con matices, que voy a comenzar a desglosar en este post con mayor tranquilidad, abordando en primer lugar la cuestión del castillo que -sabemos- existió en la citada iglesia de San Vicente; ¿qué queda de él?, ¿cómo era?, ¿desde cuando existió?, son múltiples las interrogantes.

Aspecto de San Vicente desde la Plaza del Machete.
A fecha de hoy, no me consta que nadie se haya preocupado en exceso por entrar a analizar la importante cuestión del castillo de Vitoria; de hecho, en las últimas décadas sólo se ha hablado del tema cuando había que explicar los orígenes de la iglesia. Sin embargo, al poco de entrar en cuestión con motivo de mi tesis doctoral, me di cuenta que en el tema de San Vicente había aún 'mucha tela por cortar', empezando por aclarar algunos malentendidos.

El primero de esos malentendidos tiene que ver con el hecho de que, tradicionalmente, se viene insistiendo en que su fábrica habría funcionado primeramente como castillo y luego como iglesia (castillo desde los tiempos de Sancho VI de Navarra hasta los de los Reyes Católicos, e iglesia de ahí en adelante). Debido a ello, San Vicente venía siendo considerada la más moderna de todas las parroquias de la parte vieja de la ciudad.

Pues bien, son múltiples los documentos -por ejemplo los del Cabildo de la Universidad de Parroquias- que contradicen esa idea y confirman que, desde un principio, en San Vicente se compatibilizaron los usos religiosos con los militares. En el siguiente post entraré a desglosarlos.

(continuará...)

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