[Todo lo que a continuación voy a contaros sobre San Vicente no es sino un pequeño extracto de mi tesis doctoral, tesis a la que me remito para quien busque mayores y mejores aclaraciones. Con todo, precisamente porque su publicación es inminente, no me resisto a hacer algún adelanto de contenido en el blog.]
Pues bien, aunque como explicaré más adelante, existen indicios que sugieren una mayor antigüedad, la primera noticia inequívoca que nos habla de la existencia del templo de San Vicente la tenemos en el acta de cierta reunión del Cabildo de la Universidad de Parroquias de Vitoria que se fecha en el año 1288; según se explicita en dicho acta, la reunión tuvo lugar precisamente en el templo vicentino. No es ésta sin embargo la única mención que conozco; se registran otras de parecidas características en los años 1291, 1299, 1353 y 1375.
Además de textuales, disponemos de otro tipo de pruebas que nos informan de la funcionalidad religiosa de San Vicente, pruebas materiales que aún se conservan hoy día entre las cuatro paredes de la actual iglesia. Hablamos por ejemplo de la tumba del Chantre Nicolás Ortíz de Soto. Este sepulcro se ubica en un lateral de la Capilla Mayor y fue confeccionado -según dice la inscripción de su lapida- el año 1349 (también a ese mismo siglo XIV parece pertenecer la efigie de otro enterramiento anónimo que se trasladó y hoy podemos ver en la Capilla de la Virgen de la Milagrosa).
En consecuencia, si aunamos registro escrito y registro material, parece seguro que durante al menos los siglos XIII y XIV, San Vicente fue templo y cementerio al mismo tiempo.
Ahora hablemos del castillo; ¿más allá de las hipótesis de cronistas e historiadores, qué pruebas tenemos sobre que San Vicente fue también un castillo? Al respecto, son varios los documentos de que disponemos, sin embargo yo empezaría a 'tirar del hilo' partiendo de uno de los más explícitos, un pleito entre comerciantes del año 1484 donde se recoge la siguiente frase: "...para que hayan de facer e fagan en la dicha plaza desde la puerta de la Pintorería fasta la iglesia de San Vicente del Castillo sus tiendas postizas".
Como digo, ésa es una de las referencias documentales donde más claramente se ponen en relación el término 'castillo' con el lugar de 'San Vicente'; de hecho, la expresión elegida -'iglesia de San Vicente del Castillo'- parece sugerir que el castillo era una suerte de gran contenedor y la iglesia tan sólo una de sus partes. Por lo demás, gracias a una real cédula de los Reyes Católicos de ese mismo año de 1484 sabemos que el alcaide de la fortaleza fue conminado de abandonarla para proceder a su derribo y convertirla en el templo que hoy día conocemos.
Ese fue el punto y final de San Vicente como castillo, no obstante existen múltiples noticias que nos informan de su trayectoria anterior. Sabemos por ejemplo que esta fortaleza fue objeto de constantes disputas en tiempos de la lucha de bandos; sabemos que unas veces estuvo bajo el control de los Ayala y otras bajo el de los Calleja, y que su traspaso de unos a otros fue por lo general cruento, es decir, no por designio real, aunque en teoría eran los monarcas los únicos que podían nombrar a su alcaide. Uno de estos episodios de violencia se saldó en 1468 con la voladura de una parte del fuerte; de otro, sucedido hacia 1406, he tenido conocimiento gracias a los Anales de Vizcaya, que dicen textualmente:
"En la ciudad de Vitoria hubo un linaje dicho la Calleja, el qual hubo en su poder la fortaleza de la ciudad; y una noche de Navidad, estando descuidados, les escaló el fuerte Juan de Salinas, que servia a D. Pedro Manrique, Conde de Treviño, que era frontero de Navarra, por el Rey D. Juan; y así apoderado de la fortaleza, le entregó la ciudad".
A título de curiosidad os comentaré que el citado Juan de Salinas es antepasado directo de Martín de Salinas, ese importante personaje que en el siglo XVI construyó el Palacio de Villasuso. Pues bien, si os fijáis en los escudos heráldicos de la fachada de este palacete, comprobaréis cómo, en uno de sus cuarteles inferiores, aparece representado un castillo del que sale una escalera; según señala la tradición, la escalera conmemora el episodio heroico que acabamos de relatar y, como no, el castillo no sería otro que el de San Vicente.
Seguiré hablando del castillo en el siguiente post...
Algo así me imagino Gasteiz a principios del XII con el castillo de San Vicente al fondo. |
Ese fue el punto y final de San Vicente como castillo, no obstante existen múltiples noticias que nos informan de su trayectoria anterior. Sabemos por ejemplo que esta fortaleza fue objeto de constantes disputas en tiempos de la lucha de bandos; sabemos que unas veces estuvo bajo el control de los Ayala y otras bajo el de los Calleja, y que su traspaso de unos a otros fue por lo general cruento, es decir, no por designio real, aunque en teoría eran los monarcas los únicos que podían nombrar a su alcaide. Uno de estos episodios de violencia se saldó en 1468 con la voladura de una parte del fuerte; de otro, sucedido hacia 1406, he tenido conocimiento gracias a los Anales de Vizcaya, que dicen textualmente:
"En la ciudad de Vitoria hubo un linaje dicho la Calleja, el qual hubo en su poder la fortaleza de la ciudad; y una noche de Navidad, estando descuidados, les escaló el fuerte Juan de Salinas, que servia a D. Pedro Manrique, Conde de Treviño, que era frontero de Navarra, por el Rey D. Juan; y así apoderado de la fortaleza, le entregó la ciudad".
Heráldica de Martín de Salinas en el Palacio de Villasuso |
A título de curiosidad os comentaré que el citado Juan de Salinas es antepasado directo de Martín de Salinas, ese importante personaje que en el siglo XVI construyó el Palacio de Villasuso. Pues bien, si os fijáis en los escudos heráldicos de la fachada de este palacete, comprobaréis cómo, en uno de sus cuarteles inferiores, aparece representado un castillo del que sale una escalera; según señala la tradición, la escalera conmemora el episodio heroico que acabamos de relatar y, como no, el castillo no sería otro que el de San Vicente.
Seguiré hablando del castillo en el siguiente post...
Me parece muy interesante tu artículo sobre el Palacio de Villasuso. Yo soy descendiente de Martin de Salinas. El primer Salinas en llegar a Monterrey, Mexico llegó alrededor del año 1600. Mi familia aún vive en Monterrey, México. Al parecer Martin de Salinas, tesorero de la Reina Isabel la Católica, está sepultado atrás del altar de la Iglesia de San Vicente, en Álava, País Vasco, España. Algún día me gustaría conocer ese lugar. Saludos, Everardo Lozano Salinas.
ResponderEliminarEfectivamente el que tomó la torre fue Don Juan Sánchez de la Viñuela-Salinas en 1406. Es también mi ascendiente directo.
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