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domingo, 2 de abril de 2017

¿Presencias apócrifas en el asedio?

Resulta curioso observar cómo a pesar del paso de los siglos, los sucesivos relatos cronísticos que nos hablan del asedio castellano -lejos de sucumbir al efecto inevitable de la desmemoria- se vuelven cada vez más ricos y detallados. Un buen ejemplo de esto lo tenemos en Esteban de Garibay, o más concretamente en su obra ‘Los quarenta libros del compendio historial de las chronicas y universal Historia de todos los Reynos de España’, publicada en Amberes entre los años 1570 y 1572 (yo para este post estoy manejando la edición de 1628). 


Posible aspecto de las tropas castellanas entrando en Vitoria tras la rendición de los defensores (A.Solé). 

Como es bien conocido, la obra de Garibay trata por separado cada una de las líneas dinásticas de los reinos peninsulares, razón por la cual la descripción del asedio castellano aparece duplicada (aunque no exactamente), primero, al abordar la genealogía de los reyes castellanos y, nuevamente, al analizar la de los reyes navarros. Veamos sin más dilación qué es lo que nos cuenta Garibay en uno y otro caso: 

“El rey don Alonso entró con sus gentes en la Provincia de Álava, en este año [para Garibay estaríamos hablando del año 1200 tal como podéis ver en el siguiente extracto que os transcribo], y puso cerco sobre la villa de Victoria. Cuyo assidio por la fortaleza del pueblo, y esfuerço de sus vecinos y presidios [es decir, guarniciones] saliendo largo la Provincia de Guipuzcoa, desseando tornar a la unión de la corona de Castilla, trató sus negocios y formas de asiento con el Rey don Alonso, al cual pidiendo que en persona entrase en ella, lo hizo así, dejando en la continuación del cerco de Victoria a don Diego López de Haro, con el exército. Concluydos los negocios, Guipuzcoa se encomendó al Rey don Alonso, poniendo en su poder fortalezas, que a la sazón avia en ella, con que el Rey volvió contento a continuar el cerco de Victoria. La cual hubo al cabo, y después hizo lo mesmo de toda Alava y Arraya” (Lib. XII, p. 142, del citado ‘Los quarenta libros…’). 


Portada del Compendio Historial de Esteban de Garibay

Mucho más adelante, al abordar la historia de los reyes de Navarra, vuelve a contarnos Garibay: “Congregó a sus gentes [Alfonso VIII de Castilla] y volvió a la guerra contra Navarra, y corrió la Provincia Álava en el mesmo año mil y dozientos, començando desde el río Bayas. Y puso cerco sobre Victoria, la qual en largos días se defendió valerosamente, porque sabida la venida de los castellanos, se habían encerrado dentro muchos naturales de la mesma tierra de Álava y Navarra con don Alonso Fernández de Guendulayn. Con lo qual y con el alto asiento del pueblo, y tener buen castillo, se hizo casi impugnable, sin que el Rey don Sacho viniesse a socorrerlo, ni aun tuviesse aviso de nada, hasta muy tarde, que ya les faltavan las vituallas y fuerças, con los continuos combates y escaramuças, en las cuales dizen algunos historiadores, que se halló el Rey de Aragón. 

A continuación Garibay nos narra el episodio en que Alfonso VIII abandona temporalmente el asedio de Vitoria para ir a hacerse con Guipúzcoa, la cual obtuvo, y luego prosigue: “Con tan buen sucesso el Rey de Castilla volvió contento al cerco de Victoria, y de tal manera fueron los cercados apretados, que començaronles a faltar vituallas, y viendo que Guipuzcoa se avia encomendado a Castilla, vinieron al cabo a tratar de medios. De todo lo que passava, avisó al Rey don Sancho don García Obispo de Pamplona, según escribe el Arçobispo don Rodrigo, y el Rey respondiendo, que el alçava el homenaje a los de Victoria, y que se diesen al Rey de Castilla con los mejores partidos y medios que pudiessen, y assi al al Rey don Alonso le fue entregada Victoria. En cuyo grande loor refiere don Fray García de Eugui Obispo de Bayona, que los cercados no se quisieron rendir, hasta que aún pasaron diez y siete días, después que ya tenían respuesta del Rey don Sancho, que les alçava el homenaje. Desta manera el Rey de Castilla, no sólo hubo a Victoria, más también a Álava toda, y a las tierras de Araya, fino fue a Treviño, y tomó a Irurrita [sic], y después a Marañon, Santa Cruz de Campeço, con todo el valle de Campeço, y en la Rioja otras fortalezas.” (Lib. XXIV, p. 170, del citado ‘Los quarenta libros…’). 


Retrato de Esteban de Garibay

No es mi intención desacreditar a Garibay, sin embargo, me gustaría apuntar que hay que andar con mucho cuidado antes de confiar en datos cuyo origen desconocemos, sobre todo si estos se encuentran recogidos en una crónica que fue escrita casi cuatrocientos años después de los hechos. Si os fijáis, en los textos que os he transcrito, Garibay sólo reconoce explícitamente dos fuentes, dos fuentes que hemos analizado en los anteriores posts y que son, Jiménez de Rada y García de Eugui.

Sorprendentemente, el relato del guipuzcoano incluye varios e importantes detalles de los que no nos hablaban estos dos autores que cita. De estos detalles, nos gustaría destacar tres: 

  • Al parecer, cuando alaveses y navarros supieron de los planes castellanos, muchos fueron los que se acantonaron en Vitoria, destacando entre ellos un tal Alonso Fernández de Guendulayn. 

  • Se apunta también que el rey aragonés, Pedro II (a la sazón aliado del monarca castellano), se habría encontrado también presente al pie de las murallas de Vitoria, al menos durante las primeras escaramuzas. 

  • Cuando Alfonso dejó temporalmente el asedio para ocuparse de los asuntos guipuzcoanos, al mando del ejército castellano habría dejado a un importante señor, Diego López de Haro. 


Hablamos como es evidente, de la presencia de tres personajes (dos en la partida castellana y uno en la navarra) que, de poder confirmarse, nos ayudaría a comprender cuál fue verdaderamente la envergadura del episodio. Sin embargo, antes de aceptar nada, deberíamos preguntarnos: ¿de dónde sacó los datos Garibay?, ¿a quién se está refiriendo el guipuzcoano cuando emplea la expresión ‘dizen algunos historiadores…’?, y por último; ¿por qué no se citan los nombres de estos historiadores, cuando de hecho sí se citan los de Jiménez de Rada y García de Eugui?

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