viernes, 1 de diciembre de 2023

Las brujas de Korres

Hoy vamos a remontarnos a principios del siglo XVII, fue entonces que se dieron algunos de los procesos de brujería más conocidos de todos los tiempos. No me refiero al archifamoso caso de Zugarramurdi sino a otro que nos pilló bastante mas cerca. Al parecer fue por esos años que un gran brote de prácticas diabólicas incendió media Vasconia, incluyendo Álava. He seguido las investigaciones de autores como Caro Baroja, Fernández de Pinedo y Otsoa de Alda para rastrear que es lo que pasó en nuestro territorio. Ya vais a ver. Espero que os guste.
 

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jueves, 23 de noviembre de 2023

Vecindades, gremios y cofradías. Participación ciudadana en la Vitoria medieval

Presentación y adelanto de contenidos de la charla del mismo título que daré en el Palacio Montehermoso de Vitoria el próximo día 29 de Noviembre, a las 18.30. De la mano del Servicio de Participación Ciudadana del Ayuntamiento y de Radio Vitoria. Inscripción previa aquí: https://v-g.eus/3QsOJZS.
 

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martes, 14 de noviembre de 2023

Mucho antes de Ikea, la silla Vitoria

Hoy vamos a remontarnos a finales del siglo XVIII, fue entonces que empezaron a fabricarse las populares 'sillas de Vitoria', ¿o suenan? ¿no? Pues que sepáis, que mucho antes que Fournier y sus cartas, este modesto modelo de silla fue una de las estrellas de nuestra industria, exportándose decenas de miles de ellas al cabo del año. Si, si. Mucho antes que las barajas o la Vito de Mercedes paseasen el nombre de Vitoria por medio mundo, lo hicieron estas sillas. Hoy os voy contar su historia, y veréis, como hasta cierto punto, fueron las Ikea de su época.
 

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martes, 7 de noviembre de 2023

Un pasado para el futuro de Olárizu

En el programa de hoy, seguimos profundizando en la historia del pueblo de Olárizu. Asistiremos a su lento proceso de abandono (que tuvo lugar en el siglo XV) y veremos cómo Vitoria supo aprovechar todo lo que quedó de él, que fue mucho; las rentas de su iglesia de Santa María, las campas. Una vez vacío, llego incluso a ser el lugar elegido donde aislar a los enfermos durante las epidemias de peste...
 

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martes, 31 de octubre de 2023

Olarizu. Paisaje medieval fosilizado

Hoy programamos la máquina del tiempo para viajar a principios del siglo XI. Desde allí nos iremos acercando a los tiempos modernos para conocer, los orígenes de Olárizu. Hoy día, Olárizu lo relacionamos con un día de fiesta en septiembre, con la visita a los mojones, con unas campas donde podemos pasear y disfrutar de la naturaleza y, como no, con la casa de la dehesa, sin embargo, en sus orígenes, Olárizu fue un pueblo como lo son (o lo fueron) otros de la zona antes de que Vitoria acabase absorbiéndolos...
 

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jueves, 26 de octubre de 2023

Vitoria 1836. Sus murallas durante la Primera Guerra Carlista

Las guerras siempre son fuente de sufrimiento. Es por ello que la gente suele mantenerlas muy vivas en su memoria durante varias generaciones. Además, las guerras también dejan otro tipo de recuerdos, que quedan impresos en las calles de ciudad como la nuestra, aunque no sepamos verlos: ¿sabíais que el trazado de muchas de nuestras calles sigue la línea de las murallas que se construyeron en la Primera Guerra Carlista?


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martes, 24 de octubre de 2023

Vitoria, Gasteiz, y el enigma de Santa Ana

Mucho antes de la Virgen Blanca, ¿tuvo la primitiva Gasteiz otra patrona?, ¿una figura simbólica en torno a la que articular su personalidad, su carácter como ciudad? ¿Pudo ser ésa Santa Ana? En el podcast de este martes nos remontamos a la Edad Media vitoriana para investigar esta interesante cuestión.


Próximamente añadiré nuevas entradas en el blog, mientras tanto puedes escuchar algunas de las 'Historias de Vitoria y Álava' que estoy subiendo mi canal de Ivoox. Aquí abajo te dejo el cuadro con las últimas subidas. Elige y pincha en la que quieras:

miércoles, 4 de octubre de 2023

Un día de mercado en la Vitoria de 1850

Hoy vamos retroceder unos 175 años. Vamos recorrer las calles de nuestra ciudad tal y como eran un día de mercado del año 1850. Reviviremos el ambiente y conoceremos lugares curiosos, las chocolaterías de la Plaza Nueva, la Alhóndiga del Campillo o la Cuatropea. ¿ Que qué es la cuatropea?? ¿tienes curiosidad por saberlo? Pues venga, ven que te cuento (picha en alguno de los audios disponibles en el listado de abajo).


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lunes, 10 de julio de 2023

El castillo de Behobia, un legado de guipuzcoanos, navarros y franceses.

Texto: Ana Galdós Monfort (@GaldosMonfort

Imágenes: Ismael García-Gómez (@arqueologo_)

Publicado originalmente en: El Diario Vasco

Si tenemos la oportunidad de viajar al verano de 1515 y estamos buscando trabajo, es probable que fácilmente encontremos uno en Irun. De hecho, en esa localidad el rey Fernando el Católico ha ordenado construir un castillo y lo quiere tener operativo en un año y medio. De manera que, las autoridades han comenzado a reclutar canteros, herreros, carpinteros y peones. Se necesita mucha mano de obra para levantar en dieciocho meses un edificio de piedra capaz de resistir el impacto de las catapultas y el asedio de la infantería.

Gazteluzar en proceso de construcción (clic para ampliar).

Muchos hombres y mujeres de Irun se han apuntado para trabajar, aun así, no son suficientes. Por eso, las autoridades han pregonado por toda Gipuzkoa que necesitan gente para desbrozar terrenos, palear tierra, picar piedra y transportar tablones. También han pedido ayuda en Lesaka, el Baztán y Pamplona e incluso en el otro lado de la frontera: Hendaia, Urrugne y Saint Jean Pied de Port. El llamamiento ha tenido éxito y han venido trabajadores de todas esas localidades.

Ahora bien, además de personal para llevar a cabo trabajos físicos, las autoridades necesitan gente especializada: maestros canteros, carpinteros, herreros, tejeros y capataces. Algunos profesionales de Irun y Hondarribia han aceptado trabajar en el castillo; en cambio, otros no pueden, pues tienen en marcha otras obras o no pueden desatender los talleres durante tanto tiempo. Así que, también tienen que hacer un llamamiento a los especialistas de otras localidades guipuzcoanas, navarras y francesas.

De forma que, tanto si tenemos experiencia en el sector de la construcción como si no, en el verano de 1515, tenemos la posibilidad de trabajar. Eso sí, antes de nada debemos buscar un lugar donde hospedarnos. Sin embargo, dado el gran número de personas que han llegado de otras localidades, nos resulta complicado encontrar alojamiento. Probablemente, la posada más céntrica esté completa y tendremos que ir a otra que, aunque alejada de la iglesia, de la plaza y del embarcadero, tiene alguna habitación disponible.

Resuelto el asunto de la posada, podemos ir a la colina donde se construirá el castillo. Desde esa elevación, se ve el paso de Behobia, un vado por donde una compañía de soldados podría cruzar el Bidasoa llevando sus cañones, arcabuces y ballestas, con el objetivo de atacar Gipuzkoa. También se ve el camino que viene de Navarra, el reino que Fernando el Católico acaba de conquistar, en 1512.

Desde ese alto, nos daremos cuenta de que varias gabarras navegan por el río. Unas van cargadas de ladrillos, otras de arena, y las hay también que llevan tablones de madera. Algunas vienen de Hondarribia, otras de Navarra y, también, de Francia. Cuando llegan al embarcadero de Behobia, varias personas descargan el material y lo suben a la obra con ayuda de mulas y de carromatos.

Esa colina ha cambiado mucho en pocos meses. Antes de que el rey pensara construir el castillo, una familia tenía plantados manzanos ahí. Ahora ya no queda rastro de esos árboles, puesto que la Corona los ha mandado talar y aprovechar la madera para las obras. Al menos, el rey ha acordado indemnizar a la familia propietaria.

Mujeres y hombres en los trabajos de Gazteluzar (clic para ampliar)

También han cambiado los alrededores de la colina. Ahora han desbrozado, nivelado y rellenado de grava y arena varias zonas que estaban cubiertas de maleza y arbustos. Han convertido esos terrenos en caminos lo suficientemente anchos para que circulen por ellos carretas cargadas con el material de construcción.

Desde la colina, podemos oír en sordina el repique metálico de los picos sobre la roca caliza. Y es que en las canteras de Irun, hombres y mujeres han comenzado a extraer piedra para levantar las paredes del castillo. También se oyen los carros chirriones que, tirados por bueyes o caballos, transportan los bloques de caliza. Cada vez que giran las ruedas, sus ejes emiten un sonido que parece un gemido.

A partir de octubre, veremos cómo aumenta el trasiego de personas que trabajan en el castillo. Mientras hombres y mujeres descargan allí bloques de caliza, el maestro cantero indica a sus peones cómo tallar las piedras. Por otra parte, los herreros afilan las hachas desgastadas, reparan los picos deformados y fabrican clavos en la fragua que se ha construido en un extremo de la colina.

Por su parte, varios carpinteros levantan los andamios con vigas de roble y de haya. El roble proporciona la resistencia para soportar el peso de los obreros que colocan las piedras, de los capataces que supervisan la obra y de las poleas que suben la caliza. Por otro lado, el haya permite absorber impactos, lo que da estabilidad en situaciones de vibración o movimientos ligeros.

A medida que los andamios toman forma, los carpinteros verifican la unión de las vigas, asegurando cada atadura hecha con cuerda de cáñamo y cada clavo martilleado. La altura de los muros del castillo será de 8 metros, lo que implica reforzar la seguridad.

En otro lugar de la colina, otro grupo de carpinteros construye una estructura de madera de roble para almacenar allí la cebada. Cuando el castillo esté construido, el silo servirá para que los soldados dispongan de suficiente cereal en caso de asedio prolongado, de manera que podrán resistir una larga temporada sin que les falten alimentos.

A estas alturas, ya habremos cobrado en varias ocasiones nuestro jornal laboral. De hecho, el capataz nos habrá pagado semanalmente los maravedís que nos corresponden por la labor desempeñada. Si somos hombres y, por ejemplo, traemos caños de madera para conducir por ellos el agua necesaria para la obra, cobraremos 40 maravedís por día. En cambio, si somos mujeres y traemos la piedra desde la cantera hasta la colina, cobraremos 20 maravedís.

A medida que avanzan los meses, observaremos cómo los maestros de obra apremian a sus peones. Dado que un emisario informa con regularidad al rey sobre el avance de las obras, más les vale cumplir con los plazos. De hecho, el encargo de futuros proyectos dependerá del éxito que tengan con este castillo.

Cada día, de lunes a sábado, al caer la noche, los maestros ordenan detener los trabajos. Entonces, mientras la gente de Irun, de Hondarribia y de Hendaia se retira a sus casas, el resto se dirige a las posadas y unos pocos se quedan a dormir en la casa de madera que han levantado a pie de obra. Cuando la colina queda en silencio, dos peones velan toda la noche para evitar que algún desaprensivo robe material o dañe la obra.

Al amanecer, varios obreros vuelven a subir a los andamios, otros cargan las angarillas de piedra y las trasladan al lado del castillo donde se necesitan. A pie de obra, varios hombres mezclan en una gaveta la cantidad de cal y agua necesaria para obtener una buena argamasa. Más tarde, varias mujeres les llevarán herradas de agua y sacos de cal para que en todo momento tengan el material de la mezcla. Por su parte, el herrero enciende el horno de la herrería y activa el fuelle para mantener vivo el fuego. Por otro lado, los carpinteros seleccionan la madera de roble para colocarla en el suelo del castillo, la de haya para la puerta, y la de fresno para hacer nuevas angarillas.

A comienzos de 1517, el castillo de Behobia está construido gracias ala colaboración de personas provenientes de Gipuzkoa, Navarra y Francia, pero también gracias a la madera, a la piedra y al hierro que se ha traído de esos tres territorios. A pesar de este esfuerzo común, muy pronto, en 1522, el castillo es el escenario de un enfrentamiento bélico entre estas tres jurisdicciones. Y es que las guerras no entienden de vecindades ni de trabajo colaborativo.

Cinco siglos después de su construcción, el castillo conserva una parte de sus muros. Hoy en día se llama Gazteluzar y podemos pasear por él gracias a los trabajos de restauración que se han llevado a cabo. Al levantar la mirada hacia sus piedras, podemos imaginar a los hombres y mujeres que lo construyeron; sin embargo, también nos enfrentamos a los contrastes que implica vivir en una frontera, donde las guerras matan la convivencia.

miércoles, 21 de junio de 2023

Pintoresca Vitoria la de 1834

Militar y teniente de navío, Alexander Mackenzie llega a una Vitoria inmersa en pleno conflicto carlista. En el audio que podrás escuchar pinchando aquí o en la imágen de abajo, seguiremos sus pasos guiándonos por sus propias palabras y recuerdos, los cuales dejó por escrito. 

La estampa que hace de Vitoria resulta atrayente, pintoresca (atención a su descripción del Parador Viejo de la calle Postas) pero sin hacer concesiones a las fantasías que a menudo algunos viajeros que nos visitaron volcaron en sus relatos. [Audio producido por Cadena Ser Vitoria y presentado por Jon Dos Santos (todo mi agradecimiento)]. 






martes, 3 de mayo de 2022

La última campana de Estíbaliz


Al parecer, en el año 1900, la espadaña del Santuario de Estíbaliz debía mostrar hasta tres huecos para tres campanas (hoy sólo tenemos dos). Al menos eso es lo que nos cuenta Manuel Díaz de Arcaya en su obra ‘La Basílica de Nuestra Señora de Estíbaliz’, un librito que fue publicado en la citada fecha. Sea como fuere, ese detalle de los tres huecos sin campana, nos ayuda a entender la anécdota que vamos a transcribir tomando textualmente las palabras de Díaz de Arcaya. Dice así:  

“Aunque los huecos de la torre-espadaña de Estibaliz indican que hubo en ella tres campanas, ya en la segunda mitad del siglo XVIII no debía de existir más que una, a juzgar por una interesantísima nota que me ha proporcionado mi apasionado amigo el Excmo. Sr. D. Vicente González de Echávarri. De ella se desprende que, según consta en las actas del Municipio, en 1775, la parroquia de San Pedro solicitó al Ayuntamiento que le cediera para la torre de dicha iglesia ‘la campana’ de Estíbaliz. No debía, pues, de quedar en esta fecha en el Santuario de Estíbaliz más que una sola campana.

El Ayuntamiento accedió a lo solicitado por la parroquia; pero como la iglesia de San Pedro no estuviese autorizada más que para usar cuatro campanas, el Municipio recurrió al Obispo de Calahorra, a fin de que concediese a esta parroquia una campana más; a lo cual accedió el Prelado, concediéndole el uso de ésta de Estíbaliz, que sirviese para llamar al Cabildo de la Universidad a sus reuniones en la iglesia de San Pedro, que era la primada. Posteriormente se dio sin duda algún distinto destino a esta campana; pues sabemos que sirvió para el reloj que hay en el segundo cuerpo del campanario de dicha torre.

Más tarde aún debió refundirse esta campana: pues la que hoy existe en el citado reloj lleva la inscripción siguiente: “J.H.S.-María y Josef- Sancte Petre para pronobis.-Año de 1824.-La posterioridad se asombre que estando reunida la parroquia para tratar inscripción más análoga llegó la feliz noticia el 3 de Octubre de 1823 de la libertad de nuetro Monarca D. Fernando VII y no se halló otra cosa que la publicación de tan memorable suceso.”

En fin, desconozco si sigue esta última campana refundida allí arriba en el campanario de San Pedro, lo que si que creo es que no queda ni resto de ese supuesto reloj de Díaz de Arcaya dice que tenía en su segundo cuerpo allá por el año 1900. ¿Alguien sabe cuando llegaron a quitarlo?

miércoles, 1 de septiembre de 2021

Gasteiz, 'cazadero de aves'


En una curiosísima etimología de principios del siglo XIX, el sacerdote eibarrés, Juan Antonio de Moguel, proponía el siguiente significado del topónimo 'Gasteiz'. Cito textualmente: 

"En otro tiempo se llamaba así la ciudad de Vitoria: 'gaste' á la letra es jóven; 'iz' como artículo genitivo, significando pueblo, «lugar de gente jóven». Pero tales denominaciones no son del gusto del vascuence, que gusta mas de las circunstancias materiales del sitio: todo pueblo consta de niños, jóvenes y viejos. Creo se debe añadir una 'e' precedente y leer Egast-eiz . Hay en Vizcaya un monte llamado 'Gaztiburu', por 'Egaztiburu', que significa «monte de aves». En esta forma 'Gast-eiz' significa «cazadero de aves». En efecto, antes de la población podía su sitio tener justamente esta denominación por la abundancia de aves de caza. Dejaban a las poblaciones al fundarlas el nombre que antes tenia el sitio".

miércoles, 17 de marzo de 2021

Anastilosis del pórtico medieval del Convento de San Francisco de Vitoria (I).

Siempre me gusta insistir en que a menudo los descubrimientos más interesantes de una excavación arqueológica llegan al cabo de un tiempo, es decir, cuando se ha revisado bien el registro, cuando se han estudiado con detenimiento las planimetrías o el material rescatado del subsuelo, o cuando por fin se reciben los resultados de las analíticas de C-14 por ejemplo. 

Aspecto del yacimiento durante el proceso de excavación.

Esto no tenía por qué ser distinto en el caso de las últimas investigaciones arqueológicas llevadas a cabo en el ámbito del desaparecido convento de San Francisco. A lo largo de las semanas de excavación hubo oportunidad de rescatar unas pocas piezas de sillería con molduras y detalles ornamentales que podrían calificarse de estilo gótico, las cuales por entonces no teníamos muy claro a qué parte del antiguo convento podían corresponder. 

Una de las piezas de sillería hallada durante las investigaciones.

Ha sido durante el proceso de anastilosis virtual (es decir, durante el proceso de reconstrucción gráfica) del pórtico medieval cuyos restos han aparecido en las citadas excavaciones, que nos hemos dado cuenta de que es muy probable que algunas de esas piezas halladas se correspondieran precisamente con la fábrica de ese primitivo pórtico. Seguiremos informando. 

Uno de los primeros croquis de la reconstrucción gráfica.

Esta labor de reconstrucción la estamos realizando en Enklabe KST con la imprescindible colaboración de los compañeros de Iterbide SC que fueron quienes llevaron a cabo la excavación propiamente dicha (las fotografías y el dibujo son del autor de este post].

viernes, 1 de febrero de 2019

Reciclaje en el Convento de San Franciso de Vitoria (y II).

Un buen ejemplo de este tipo lo tenemos en el acuerdo firmado para la erección del nuevo teatro que empezó a construirse en 1820, en un solar no muy distante nuestro convento, concretamente en el solar donde se encontraba el antiguo hospital de Santiago. Su texto dice: 

“Para construir dicha obra, se entregaran al rematante todos los materiales que existen en el terreno que debe ocupar el teatro y calle, a tasación de peritos que se hará al principio de la obra […] Que toda la piedra blanca, que se halle en el biejo edificio [el del viejo hospital de Santiago], y sea útil para sillería, se tasará como tal, y el resto por mamposteria, y la misma podrá emplearla como silleria, en la fachada de la nueba calle del sur, y en el interior, tasandose al tiempo de recibir la obra como piedra de silleria blanca, en fabor del rematante. […] Todas las paredes que en el día existen en el edificio, y puedan aprovecharse en el nuebo en todo ò parte à juicio de la junta de obras, prebio examen si se tubiese por conveniente de un perito, quedarán existentes, tasando sus materiales”.

Figura 3. Foto AMV.

Conocemos obviamente otros contratos similares mucho más antiguos, como por ejemplo uno relativo al palacio de Escoriaza-Esquivel (siglo XVI) para cuya construcción se reaprovecharon los materiales procedentes del rebaje de las antiguas murallas de la villa de suso. En este sentido, a muchos quizá les sorprenderá saber que buena parte de las vigas que adornan el hall del palacio Augusti (amén de buena parte de la piedra empleada en tal inmueble) proceden en realidad del desaparecido convento de Santo Domingo de Vitoria. Aunque a mí lo que más me sorprende es pasear por la calle Badaya a la altura del cruce con Domingo Beltrán y ver cómo, aquí y allá, entre toda la piedra de mampostería que se empleó para erigir los edificios de ese ensanche, se ven sillares que presentan huellas de antiguos cinceles y marcas de cantero que obviamente proceden de iglesias o palacios del siglo XV (o incluso de monumentos más antiguos).

Figura 4. Foto AMV.

Son muy pocos autores que han prestado atención al tema del reciclaje en épocas en las que éste no era aún tema de concienciación. Steven Johnson en su magnífico trabajo ‘El Mapa Fantasma. La historia real de la epidemia más terrorífica vivida en Londres’ nos habla por ejemplo de los ‘hurgadores de la basura’ que existieron en la capital británica durante siglo XIX; toda una constelación de personas que vivía del reaprovechamiento y reventa de aquellas materias u objetos que la gente aparentemente ya no quería, si bien aún podían tener una segunda vida útil. Había de hecho grupos especializados según tipos de materiales o de objetos; unos buscaban pedazos de carbón, otros madera vieja, otros cuerdas, otros heces caninas, otros monedas, etc. Son varios los estudios han demostrado que estas personas -que obviamente pertenecían a las clases marginadas (cuestión que nos llevaría al tema de la injusticia social)- estaban llevando a cabo una labor vital para su comunidad, el -tan evidente para nosotros hoy- reciclaje. 

Los operarios que trabajaron en el del Convento de San Francisco no eran evidentemente ‘hurgadores de la basura’, pero hacían algo muy parecido, clasificar tipológicamente los materiales obtenidos en el derribo para luego reaprovecharlos o venderlos. Fijaos bien en las fotos que acompañan este artículo; por un lado se ven agrupadas las vigas, por otro los tablones de madera, más allá los bloques de sillería, en otra parte los mampuestos de mayor tamaño, en otra los pequeños, en otra zona todo el ladrillo, etc. Aunque no se vea; ¡incluso los clavos se apartaban para después reutilizarlos!

Reciclaje en el Convento de San Franciso de Vitoria (I).

Últimamente hablamos mucho sobre el Convento de San Francisco de Vitoria, y lo hacemos, no precisamente para bien, sino para seguir lamentándonos por el penoso estado en que se encuentran las escasas ruinas que aún sobreviven después del derribo llevado a cabo en los pasados años Treinta.

Figura 1. Foto AMV.

Ahora bien, a pesar de tan desdichado evento -y aunque sea a modo de triste y paradójica consolación- creo que cabe una mínima lectura positiva del hecho. En efecto, aunque revisar las imágenes de la demolición sigue siendo un pequeño tormento, debo reconocer que la última vez que lo he hecho he sufrido menos. ¿Y por qué?, porque me he dado cuenta de que, hasta en este tema, el convento de San Francisco de Vitoria sigue siendo ‘modélico’. Permitid que me explique. 

Fue buscando material gráfico para acompañar una nueva publicación que estoy preparando sobre el devenir urbanístico de nuestra ciudad (incluido obviamente el convento), que me di cuenta de que las fotografías existentes sobre el proceso de demolición eran perfectas para ilustrar cómo se hacía antaño para reciclar los materiales de un edificio. Bastó organizar cronológicamente las instantáneas, para observar cómo, después de una primera fase de obras obviamente más agresiva y demoledora (incluyendo el barrenado de las estructuras; ver figura 1), en un segundo momento, las imágenes muestran cómo los materiales de escombro obtenidos, aunque siguen encontrándose dispersos por todo el patio de obra, se encuentran sin embargo sistemáticamente clasificados en distintos montones dependiendo del tipo de material de que se trate (ver figura 2). 

Figura 2. Foto AMV

Cualquier arqueólogo mínimamente bregado en ámbito urbano sabe que -incluso hoy día- es interesante prestar atención al deparado de la tierra o del escombro procedente de la excavación; de ello puede derivarse un importante ahorro en las tasas del basurero municipal. Sin embargo, los operarios del derribo de San Francisco no estaban ‘catalogando’ el material constructivo pensando en ningún vertedero, ellos más bien pensaban en la posibilidad de reaprovechar todo; bien directamente en el futuro edificio de la Caja Municipal que iba a construirse allí mismo, bien indirectamente, vendiéndolo los materiales para su utilización en otros inmuebles. 

Esta forma de proceder de los operarios es un buen ejemplo de que a nuestros antepasados no había que convencerles ni mentalizarles sobre el reciclaje, pues era una práctica que formaba parte de su proceder habitual. Nadie por aquel entonces habría entendido que todos esos materiales procedentes del Convento de San Francisco se tirasen; habría sido como tirar dinero a la basura. De hecho, en época preindustrial todo cantero o contratista que se comprometía a construir un nuevo edificio debía saber que dispondría de los despojos de cualquier inmueble prexistente, pues de otro modo la operación en la que se comprometía no sería económicamente viable. Es precisamente por esto que en los contratos se incluían cláusulas específicas. [Pincha aquí para continuar con la segunda parte del artículo]

martes, 29 de enero de 2019

Jornada "La judería de Vitoria. Historia, contexto y pervivencias"

4 de Febrero. Palacio Villasuso (sala Martín de Salinas). Entrada libre (hasta completar aforo). 


Programa. 

10.00 h. Discurso de inauguración. Gorka Urtaran. Alcalde de Vitoria-Gasteiz. 

10.15 h. Presentación de la jornada. Laurence Franks. Presidente de la Asociación Cultural Euskadi-Israel. 

10.30 h. Comunicación: “Judíos y cristianos en la Vitoria medieval: entre la convivencia y la segregación”. Ramón Díaz de Durana. Catedrático del de Historia Medieval (UPV/EHU). IP del Grupo de Investigación Consolidado del Gobierno Vasco Sociedad, Poder y cultura (siglos XIV-XVI). 

11.15 h. Comunicación: “Entre la vecindad y la exclusión: diversidad, conflicto e identidad en las comunidades judías medievales del centro-norte peninsular”. Egoitz Alfaro. Doctor en Arqueología (UPV/EHU). Grupo de Investigación en Patrimonio y Paisajes Culturales (UPV/EHU).

12.00 h. Pausa. 

12.15 h. Comunicación: “Lazos socio-económicos entre el convento de San Francisco y los habitantes de la vecina Judería de Vitoria” Ismael García-Gómez. Doctor en Historia Medieval (UPV/EHU). Grupo de Investigación en Patrimonio Construido (UPV/EHU). Enklabe KST.

13.00 h. Comunicación: “Los oficios y tareas de los judíos castellanos y su evolución interna y externa en la Baja Edad Media”. Eduardo Inclán. Licenciado en Historia Medieval (UPV/EHU).

13.45 h. Despedida y cierre del acto.

lunes, 24 de diciembre de 2018

Jesucristo nació en el 7 a.C.

Aprovechando la fecha de hoy, voy a tratar una cuestión que considero cuando menos curiosa. Dicha cuestión es de sobra conocida por la mayoría de historiadores, pero no sé hasta que punto, en general, la gente conoce el detalle. Me refiero a que, al parecer, Jesucristo no nació en la fecha en que marca la tradición. Y no me estoy refiriendo tanto al día concreto, sino al año, ya que al parecer... ¡Jesucristo nació siete años antes de Jesucristo! ¿Cómo puede ser esto? 

Frontal de altar románico (Santa María de Cardet, Lleida)

Vamos por partes. En referencia al día, es bastante conocido cómo, entre los cristianos, la fecha del 25 de diciembre fue fijándose como fiesta de la Natividad a caballo de los siglos III y IV. La elección de este día no tiene por supuesto que ver con la fecha real del nacimiento de Cristo (que desconocemos), sino al objetivo que tenía la Iglesia de superponer las celebraciones cristianas a otras festividades paganas más antiguas y arraigadas que se celebraban precisamente un día hoy; hablamos por ejemplo la fiesta del solsticio de invierno (la de Sol invictus, divinidad pagana magnificada por el emperador Aureliano (270-275)), o la del renacimiento anual del dios indo-iraní Mitra. 

Pero vamos a la cuestión del año. En efecto, parece ser que, si actualmente datamos el comienzo de la era cristiana en el 754 tras la fundación de Roma, es debido a un error de cálculo cometido por el monje escita Dionisio 'el Exiguo', allá por el siglo VI. 

De hecho, si nos remitimos a los propios evangelios (en concreto a los de Mateo y Lucas), éstos, señalan claramente cómo Jesús habría nacido durante el reinado de Herodes el Grande; ¿y cuál es entonces el problema? Pues que según apuntan los especialistas, está de sobra contrastado por otras fuentes, que la muerte de este Herodes se produjo en el año 4 a.C. 

En conclusión, que si aceptamos las referencias de los propios evangelios, Jesús debió nacer como mínimo cuatro años antes de lo que habitualmente tendemos a pensar. Por lo demás, en base a otras múltiples consideraciones, los historiadores concluyen que el nacimiento de Jesús tuvo que producirse incluso antes, en torno al año 7 antes de Jesucristo. ¿Interesante no? Felices fiestas.

sábado, 10 de febrero de 2018

Una aparición en el Convento de San Francisco de Vitoria

Una de las razones por las que San Francisco de Vitoria fue famoso, tiene que ver con un milagro que sucedió en el convento, el cual provocó que todo el mundo quisiera hacerse con un cirio bendecido en él. La leyenda del milagro se extendió por toda Castilla en gran medida gracias a que Alfonso X y sus colaboradores decidieron integrarla como una cantiga más dentro de las llamadas 'Cantigas de Santa María'.

Hablamos concretamente de la cantiga número 123, que es la que se reproduce en el video que adjunto aquí abajo. Merece la pena verlo; emociona conocer así un hecho legendario sucedido en Vitoria. Además, las imágenes que se emplean en él, son las originales del manuscrito medieval y resultan muy ilustrativas de la narración.


Aunque se trata de una leyenda, lo importante es que las gentes del siglo XIII creían que este tipo de hechos eran tan auténticos como los propiamente históricos, y bueno, al parecer lo que sucedió fue que a un monje que estaba en su lecho de muerte se le puso -de repente y sin motivo aparente- la cara negra. Fue al acercarle un gran cirio consagrado a Santa María en el convento, que se obró el milagro: el cirio se fue volviendo negro, al mismo tiempo que la cara del monje recuperaba su aspecto normal.

Monjes franciscanos según las Cantigas.

La cantiga sigue contando que el fraile murió de todos modos, y acaba diciendo que -al poco tiempo- su fantasma se apareció a dos de los franciscanos que paseaban por el claustro; el fantasma les dijo entonces que cuando se le había puesto la cara negra, era porque estaba siendo atacado por los demonios, y que fue gracias a la vela consagrada a la Virgen, que acabaron espantándose y pudo finalmente morir en paz.

Así pues, ya veís como Andresito no fue ni mucho menos el primer fantasma del Convento de San Francisco de Vitoria; en el siglo XIII ya hubo otro. Aprovecho para comentaros que seguimos haciendo gestiones para la recuperación de los restos que quedan del monasterio. Comparte este post y ayúdanos a que la gente sepa de su existencia. Yo seguiré con ésta y otras historias insisitiendo en traerlo a nuestra memoria.

domingo, 21 de enero de 2018

San Francisco 1930: Y llegó el derribo.

Recupero en este post las palabras de Venancio del Val, que vivió de cerca el trágico acontecer de los últimos días del Convento de San Francisco de Vitoria. Fueron publicadas en el periódico 'El Correo Español / El Pueblo Vasco' el martes 8 de Mayo de 1984. Duele, imaginar aquellos momentos (subrayo los hechos a mi juicio más flagrantes):

"Un día del mes de de abril de 1930 se inició el derribo de la iglesia gótica perteneciente al que había sido convento de San Francisco, de tanto recuerdo histórico en la vida cotidiana, hasta su desaparición en 1845. El primer antecedente del derribo del mencionado templo es del año 1902, que es cuando se propone regalar al Ayuntamiento el viejo convento, junto con el de Santo Domingo, destinados entonces a alojamiento de tropas, a condición de que la corporación municipal proporcionara terrenos para la construcción de dos nuevos cuarteles.


Imagen del proceso de derribo. Sólo quedaba la iglesia por tirar ¿no os duele verlo? (Fuente: Archivo Municipal de Vitoria-Gasteiz).

Sin prosperar la propuesta, cuatro años después estuvo a punto de llevarse a cabo el derribo, al haberse proyectado construir en los mismos terrenos la catedral nueva. Así se llegó hasta el año 1920, que es cuando se construyó el cuartel que hasta poco conocimos en la calle Santiago, a condición de que por el Ayuntamiento se realizara el derribo de San Francisco.

Por fín, el año de 1927 se efectuó la subasta del viejo convento de San Francisco, a pesar de que ya para entonces, siete meses antes, se había advertido su interés artístico y había sido incoado expediente para su declaración de monumento nacional, a solicitud de la Comisión provincial de Monumentos. Albergaba por su parte el Ayuntamiento, siendo alcalde Enrique Iglesias, que el templo estorbaba los planes de urbanización, cuando realmente no era así.


Proyecto urbanístico previsto en 1925, cuando aún el convento se encontraba en pié (Fuente: Archivo Munnicipal de Vitoria-Gasteiz). 

El 29 de agosto de 1927, el director general de Bellas Artes ordena la suspensión del no iniciado derribo. Y, mientras se desataba una campaña en favor del mantenimiento del edificio, el alcalde presiona cerca del presidente del Gobierno, el general Primo de Rivera, para que anule la orden de suspensión del derribo.

Al año siguiente, el Ayuntamiento traspasa la edificación de la Caja de Ahorros Muicipal y ésta se compromete al derribo. El 13 de febrero de 1928 el presidente del Gobierno autoriza al Ayuntamiento para proseguir las obras de reurbanización que dos meses y medio antes habían sido autorizadas por la Junta de Patronato del Tesoro artístico nacional. No obstante no se decidió el alcalde a iniciar el derribo.

El 8 de abril se recibe en Vitoria la orden de suspensión del derribo. Recibida en el Gobierno civil, éste la traslada al Ayuntamiento, que trasmite a la Caja de Ahorros, de la que luego pasó al arquitecto y al contratista. Pero, mientras se cubre lentamente estos trámites, a las 48 horas de haberse recibido dicha orden de suspensión, el día 10 se abre una brecha mortal en el ábside de la iglesia. Al día siguiente en la Academia de la Historia se presentaba un informe, en la de Bellas Artes el 28, proponiendo la inclusión del templo en el Tesoro Artístico Nacional.


Plano del convento. Estado del mismo poco antes del derribo (Fuente: Catálogo Monumental de la Diócesis de Vitoria, vol. III)

Uno de los poderosos motivos del derribo parece que consistía en el beneficio que con ello obtendría la insolación de las galerías de algunas casas de la calle San Francisco, vinculadas a munícipes o ex-munícipes vitorianos. Seis meses después, como un sarcásmo, el mismo ministro de la Gobernación que había dispuesto la reanudación del derribo se dirigía al gobernador para darle cuenta de una R.O. por la que se decretaba que debía remitir el expediente al de Instrucción Pública y Bellas Artes para resolver el caso sobre la iglesia de San Francisco de la manera que se estimara más acertada.

El derribo fue total, y únicamente se conservó, más que todo por estar adosada a una de las casas de la Calle San Francisco, una portada renacentista, que quedó oculta al ser construido el edificio de la Delegación de Hacienda, y que es o que ahora se pretende tardíamente salvar". Han pasado ya más de 30 años de este artículo, ya es hora de que nos pongamos manos a la obra ¿no?

lunes, 15 de enero de 2018

S.O.S. San Francisco de Vitoria

‘Ojos que no ven, corazón que no siente’; no cabe duda de que en el caso de las ruinas del Convento de San Francisco de Vitoria, el dicho acierta de pleno. Ocultas como se encuentran entre las viviendas que dan a la Calle Portal del Rey y la Delegación de Hacienda, pocos somos conscientes -a parte de los vecinos de la zona y los trabajadores de la citada delegación- de la lenta agonía que está sufriendo uno de los principales monumentos de nuestra ciudad (protegido por Gobierno Vasco como Zona de Presunción Arqueológica; BOPV nº 129, de 8 de Julio  de 1997).

La flecha señala algunos de los trabajadores de la demolición. Fijaos en comparación cuál era la monumentalidad del edificio.

Ya puestos, podríamos recurrir incluso a otro refrán que dice ‘unos por otros, la casa sin barrer’, para intentar describir en un flash el por qué de que nadie haya puesto remedio a la situación. No queremos sin embargo incurrir en falsas demagogias, y por eso debemos empezar reconociendo que el problema no es fácil de abordar. La suerte del enclave ocupado por los restos arqueológicos afecta a muchos interlocutores; hay unos propietarios del solar, unos vecinos, unas instalaciones gubernamentales y por supuesto, están las distintas instituciones competentes en materia urbanística y de gestión del Patrimonio (Ayuntamiento, Diputación y Gobierno Vasco). Todos tienen algo que decir, y no resulta fácil ponerse de acuerdo. Pero por más que nos consta que se han hecho esfuerzos -algunos de ellos bastante recientes-, lo cierto es que nadie hasta ahora ha sido capaz de poner en marcha ninguna iniciativa.


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Hace un par de años ya toqué este tema en una conferencia.

Con todo, una cosa es reconocer las dificultades y otra muy distinta rendirse a los hechos. Las ruinas del Convento de San Francisco siguen ahí, están protegidas y reconocidas como bien de interés patrimonial, es decir, no podemos ignorarlas, y sin embargo siguen pudriéndose, en el mismo solar donde las pusieron nuestros antepasados hace más de 800 años. En este sentido, sin apasionamiento -pero con firmeza- me gustaría expresar lo ‘kafkiano’ que resulta ver cómo los planes urbanísticos contemplados por el Ayuntamiento para el entorno del Banco de España parecen ignorar la existencia de nuestro convento (digo ‘parecen’ porque reconozco que lo que sé sobre dichos planes es sólo lo que ha transcendido en prensa o en las redes sociales; ver aquí).

Como digo no quiero incurrir en demagogias y por ello voy a intentar informarme mejor para comprobar si efectivamente puede suceder que el tren de las reformas vuelva a pasar de largo para las ruinas del Convento. No sé, quizá existen medios para realizar alegaciones, voy a investigarlo.

No obstante, no querría terminar este post sin hacer una breve síntesis con algunos pocos datos que nos hablan de la importancia que tuvo -y tiene- este monasterio de San Francisco en la historia de Gasteiz. Conviene recordar que hablamos de un edificio que empezó a construirse en el siglo XIII (aunque existen indicios arqueológicos de que es aún más antiguo); también que fue uno de los primeros lugares donde se reunieron tanto el Concejo de Vitoria como las Juntas de Álava, cuando aún estas instituciones no disponían de edificios construidos expresamente al efecto. Asimismo, allí tuvieron su panteón algunos de los linajes más importantes para el desarrollo de nuestra ciudad (Hurtado de Mendoza, Sánchez de Bilbao, Álava, etc., a los que habría que añadir algunas figuras de la realeza medieval). Allí también celebró su primera misa como pontífice el Papa Adriano VI, etc. La lista podría ser mucho más larga y por ello os remito a mi tesis doctoral recién publicada donde hago un estudio pormenorizado del caso ('Vitoria-Gasteiz y su hinterland. Evolución de un sistema urbano entre los siglos XI y XV'). 

Ruinas del Convento de San Francisco
Estado actual de una parte de las ruinas (fuente: GasteizHoy)

En fin, de puro milagro, da la circunstancia de que las ruinas que se han conservado se corresponden con la parte más antigua del Convento, es decir, con aquella que componen la Capilla Mayor de su Iglesia y la llamada Capilla de la Magdalena. Es por ello que no cabe duda que un buen estudio arqueológico -y una buena puesta en valor de estos vestigios- reportarían nuevas e importantísimas líneas al relato de los orígenes de Gasteiz. En los años treinta del siglo pasado ya cometimos el gran error de demoler aquel fundamental monumento, aún tenemos sin embargo la oportunidad abrirlo al público y de evitar su pérdida total, pero, ¿quién toma la iniciativa? 

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