En estos días de fiesta, resulta paradójico comprobar cómo casi nadie sabe por qué celebra lo que celebra. Nos equivocaríamos sin embargo al achacar tal circunstancia al creciente laicismo o al desinterés generalizado de la sociedad moderna. Basta bucear en la documentación de otras épocas, para concluir que si existe una característica común entre todas las fiestas y ritos de origen ancestral, es que aquellos que participan en ellas lo hacen ante todo porque es la costumbre, porque es lo que hicieron sus padres, en definitiva, por ese extraño gusto que prueba el ser humano al repetir una y otra vez los mismo gestos. Antropólogos y psicólogos explican que reproducir esa suerte de mantras nos proporciona tranquilidad, seguridad ante el mundo que nos rodea.
Ambiente en las campas de Armentia el día de San Prudencio
El 28 de Abril será San Prudencio y, quien más quien menos, todos subiremos al santo, pasaremos un rato en las campas de Armentia y comeremos caracoles o perretxikos para cumplir con el rito. Pocos en comparación serán los que se internen en la Basílica, el corazón -algo olvidado- de toda esta celebración. Yo mismo no me había interesado hasta hace unos pocos años en que mis pesquisas histórico-arqueológicas señalaron aquel viejo templo como el verdadero ombligo de nuestra historia. A continuación intentaré aportar algunas notas que puedan servir -si es que no las conocíais ya- para saber por qué celebramos lo que celebramos. Comencemos.
San Prudencio, mito y realidad
Tradición aparte, las últimas investigaciones sobre la vida de Prudencio apuntan que, si bien no existen pruebas definitivas de que el santo fuera natural del pueblo de Armentia, sí que existen indicios suficientes para retenerlo como un personaje efectivamente de origen alavés. Esos mismos estudios acreditan que vivió en algún período entre el siglo VIII y la primera mitad del siglo X, confirmando asimismo algunos otros hechos de su vida, a saber; que ejerció el eremitismo en la zona de Soria, que predicó entre los mozárabes allá por las inmediaciones de Calahorra, que fue obispo de Tarazona, que residió durante un tiempo en Osma y que fue enterrado en la cueva artificial de Monte Laturce (Clavijo, La Rioja).
Inicios del culto
Las informaciones disponibles parecen indicar que la veneración de San Prudencio empezó a calar una vez Sancho I Garcés, rey de Pamplona, conquistara el espacio riojano, es decir, durante el siglo X. Fue precisamente en el ámbito monástico riojano (monasterios de Monte Laturce, San Millán de la Cogolla y San Martín de Albelda) y no en la tierra natal del santo, donde primero arraigó su culto. Con todo, la verdadera expansión de éste no daría comienzo hasta el siglo XI.
Inicios del culto
Las informaciones disponibles parecen indicar que la veneración de San Prudencio empezó a calar una vez Sancho I Garcés, rey de Pamplona, conquistara el espacio riojano, es decir, durante el siglo X. Fue precisamente en el ámbito monástico riojano (monasterios de Monte Laturce, San Millán de la Cogolla y San Martín de Albelda) y no en la tierra natal del santo, donde primero arraigó su culto. Con todo, la verdadera expansión de éste no daría comienzo hasta el siglo XI.
Capilla Mayor de la Basílica de San Prudencio.
Orígenes de la fiesta en Vitoria y Álava.
Aunque alguno pueda sentirse decepcionado, lo cierto es que el documento más antiguo donde se habla de nuestras fiestas de San Prudencio data sólo del año 1483. Nos referimos a un calendario que recoge todas las festividades que por entonces guardaba el Ayuntamiento de Vitoria, en el cual se dice -sin especificar un día concreto- que San Prudencio se celebraba en Abril (es importante advertir que este mismo documento indica que las fiestas en él recogidas vienen respetándose ya desde antiguo, aunque no podemos asegurar de cuanto tiempo hablamos).
Sin embargo, en nuestra opinión, el origen de la romería de San Prudencio tiene que ver con lo establecido en las primeras ordenanzas de la Iglesia Colegial de Santa María de Vitoria (actual Catedral). Éstas datan de 1498 y señalan que los canónigos tienen la obligación anual de ir a decir misa a la iglesia de Armentia el día de San Prudencio. Concretamente, el texto dice así: "Que el día de Señor de Sant Andres é San Prudencio que dexando la dicha Iglesia pral. Colegial de Santa Maria hayan de ir todos Chantre é Thesorero é Canonigos á la dicha iglesia de Armentia é digan todos los officios cantados solemnemente en la dicha iglesia de Armentia segund por la dicha Bula se contiene á primis vesperis usque ad secundas inclusive".
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San Prudencio 2011> Para saber más:
Igartua Ugarte, Nora (2003), Prudencio de Armentia, obispo de Tarazona. Fuentes y contexto histórico de su vida y culto., Vitoria-Gasteiz, Ed. Diputación Foral de Álava.
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