Cuando a uno le gusta lo que hace, encontrar huellas del trabajo de otros colegas en lugares lejos de casa a menudo resulta divertido. Te ayuda a ver tu profesión de un modo lúdico, distinto a lo habitual; de vez en cuando no está mal ser un mero espectador.
Paseando por aquí y por allá, en la zona de la Catedral, ya hemos localizado un par de clavos remarcados con su circulito de fixolid; indiscutiblemente algún topógrafo había pasado por allí (no íbamos buscándolos, pero cuando tienes los sentidos acostumbrados a ciertos estímulos, hay detalles que sin querer te saltan a la cara).
Más tarde, cuando viniendo del pequeño muelle situado junto a la Praça do Comércio (antiguo Terreiro do Paço) enfilábamos la conocida Rua da Augusta, localizamos nuevas e indiscutibles huellas en la base del espectacular Arco del Triunfo; me refiero a cinco o seis dianas que tienen toda la pinta de haber sido utilizadas para escanearlo. ¿Y por qué para escanearlo? Porque son demasiado grandes con respecto a las dianas que normalmente se emplean en topografía a no ser que necesites referenciar una nube de puntos, y porque además están impresas en tonos grises y no en blanco y negro, precisamente como requiere un escaneo.
Arco del Triunfo en la Praça do Comércio
Diana en la cara interior de uno de los pilares del arco.
En fin, ha estado divertido; allí nos hemos pasado cinco minutillos entretenidos intentando deducir que es lo que habían hecho nuestros homólogos portugueses. Por cierto, ¿no os lo había comentado al principio? Estamos en Lisboa.
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