sábado, 26 de noviembre de 2011

Diario secreto de un arqueólogo (I).

Lo que ahora vas a ver escrito, no lo habrás leido. Y no lo habrás leido porque en realidad no está escrito, porque no existe; yo desde luego negaré toda relación (será culpa de alguien que me ha hackeado el blog). Bueno, a ver como lo digo sin que suene muy fuerte...en ocasiones veo el programa Cuarto Milenio de Iker Jiménez...¡sí! (de hecho hasta me suelo bajar los podcast de Tercer Milenio, su programa de radio).


Eso sí, cada vez que lo hago, es tal el cargo conciencia que siento, que enseguida necesito imponerme algún tipo de penitencia. Si el pecado ha sido grave, puedo incluso obligarme a leer unas treinta o cuarenta páginas de Reading the Past -en inglés y a palo seco-.

Esto de la penitencia evidentemente es broma. Sin embargo el sentimiento de culpa que me invade cuando me dejo llevar y disfruto al escuchar esas increíbles teorías para-arqueológicas es bastante real. Me pregunto a qué responde, y evidentemente creo que tiene que ver con que esta arqueología científica -que es la que se supone que practico- se muestra alérgica a todo lo que suene esotérico; un arqueólogo que se respete a sí mismo nunca admitiría explicaciones tan estrafalarias y sobre todo tan poco fundamentadas como las que se exponen en este tipo de programas.

El estilo y la labia pseudo-criptica de Iker Jimenez no ayudan. Ahora bien, hay algo en la atmósfera de sus espacios radiotelevisivos, en esa forma intrigante y enigmática de abordar cualquier tema, que acaba capturándome. Creo que si esto sucede, es porque de algún modo reviven en mí aquéllas sensaciones primeras, ingenuas, irracionales, que fueron las que me impulsaron a meterme en esto de la Arqueología. Sensaciones que tienen que ver con la curiosidad, con el misterio en estado puro, con esa permanente sed de conocimiento y de hacerme preguntas. Sensaciones vívidas que uno va enterrando en lo más profundo de sí cuando se convierte en arqueólogo profesional ¿o no?

Afortunadamente no (o al menos, no del todo). Aún entre tanto papeleo administrativo, peticiones de permisos de excavación, solicitud de ayudas y financiación, redacción de artículos científicos, etc. queda un lugar para esas sensaciones tan genuinas [continuaré en el siguiente post, pero por favor no olvides ayudarme al mantenimiento del blog pinchando en los Anuncios de Google situados unas líneas más abajo].

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