martes, 10 de septiembre de 2013

Dioses, tumbas y sabios.

"La ciencia arqueológica es rica en hazañas donde se emparejan un gran espíritu de aventura y la paciencia de un estudio ímprobo; es una empresa romántica realizada con gran modestia espiritual, en la cual nos hundimos en la profundidad de todas las épocas y recorremos toda la amplitud de la Tierra.

Todo esto no puede quedar reducido a simples disertaciones de expertos. Por muy alto que haya sido siempre el valor científico de las memorias, tesis y publicaciones de esta índole, hemos de confesar que éstas no estaban escritas para ser 'leidas'. 

Es increíble que hasta la fecha no se hayan hecho más que tres o cuatro intentos de asociar el apasionante ambiente de la aventura con las excavaciones que nos han conducido a la vida de los tiempos pasados; muy extraño, porque realmente no se concibe aventura más excitante que ésta." 

C. W. Ceram (1915-1972)
Como fácilmente se deduce de sus palabras, aventura, misterio, romanticismo, grandes descubrimientos, a C.W. Ceram (pseudónimo en realidad de Kurt Wilhelm Marek) lo que más le atraía de la Arqueología era todo aquello que él consideraba que tenía de epopeya científica. 

Periodista y arqueólogo aficionado, es probable que su principal obra "Dioses, tumbas y sabios. Historia de la Arqueología" (1949), sea la responsable de que nuestra ciencia sea popularmente considerada una profesión de aventureros a lo Indiana Jones, algo con lo que, como ya apunté en el anterior post, L.R. Binford no parecía estar muy de acuerdo...    

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