viernes, 27 de diciembre de 2013

Mapas de palo: de la Micronesia al Metro.

A mi también me gustan los mapas, pero más incluso que los propios mapas me gusta lo que éstos revelan sobre el modo en que 'piensan el espacio' aquellos que los confeccionan.

Visto en el Metropolitan: ¿un mapa?
En esto como en tantas otras cosas, el egocentrismo que caracteriza nuestra cultura occidental, nos ha hecho creer que la forma que tenemos de entender el espacio, la forma que tenemos de ordenarlo y representarlo en mapas, es la más lógica y racional posible, prácticamente la que dictaría -si pudiera- la propia Naturaleza. Subidos en nuestro pedestal positivista, no dudamos sobre que nuestros mapas tienen poco de 'subjetivo' y casi todo de 'objetivo'...¡para eso tenemos satélites, GPS, estaciones totales y demás ¿no?!

Sin embargo, prácticamente todas las culturas que han hollado este planeta han ido cada una elaborando su propia forma de entender el espacio, llegando incluso a generar instrumentos cartográficos que difícilmente encajan en nuestra idea de lo que es un mapa. Ese es el caso de los mapas polinesios (pero también el de los 'quipus' incas, el de las estacas 'toas' de Australia o el de los tableros de memoria de la tribu africana Luba).

Hace tiempo ya había leído algo sobre los mapas polinesios, pero no fue hasta este verano que pude ver uno de cerca, en el Metropolitan de Nueva York (fantástica su sección sobre las culturas del Pacífico y Oceanía). Enseguida me llamó la atención desde la otra punta de la sala. En la distancia parecía una pieza de arte cubista, y de hecho habría sido imposible tratar de descifrar de qué se trataba sin la ayuda del letrero explicativo. Tiempo más tarde, hace un par de meses, pude ver aún otro de estos objetos en el Museo Naval de Madrid; este último tenía unas dimensiones más reducidas.

Visto en el Museo Naval de Madrid.
Detalle. Las conchas marcan las islas. 
Como podéis ver en la fotografías que tomé, se trataba de sencillos entramados de caña de palma y pequeñas conchas de 'cypraea'. Pues bien, resulta que estos curiosos objetos 'cubistas' eran en realidad detallados mapas de oleaje, mapas que durante siglos emplearon los navegantes de canoas marshaleses para pilotar a través del mar abierto, de atolón en atolón.

Ciertamente, aparte de los propios islotes, en el hábitat polinesio los accidentes geográficos debían ser poco reveladores como referencia espacial; por ello bastaba con marcar la posición relativa de estos mediante unas pequeñas conchas. Mucho más importante parece la función de los tallos de caña, que servían para trazar los patrones de oleaje y la dirección de las corrientes...

Mmmm...puntos, líneas, posición relativa... todo esto me recuerda a algo. Sí, diría que este tipo de representación cartográfica tiene un gran parecido con la lógica de los planos de metro. En ellos tampoco impera la realidad topográfica sino la posición relativa de las paradas y la dirección de cada una de las lineas. Mmmm.., creo que hace un par de años ya escribí sobre esto, si queréis seguir con el tema pinchad aquí. De lo contrario, nos leemos en la próxima!!

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