Soy arqueólogo, es decir, un historiador que emplea como fuente principal objetos fabricados por el ser humano. Con todo, soy un narrador que -al reconstruir el pasado- acaba sirviéndose de todo género de documentación, incluida la literaria, porque entiendo que la reconstrucción histórica no puede ser más que una composición coral, donde todas las voces son igualmente significativas; sin embargo insisto, el arqueólogo parte de construcciones y de cosas.
No soy portador de verdades absolutas -siempre inalcanzables- pero planteo problemas y avanzo soluciones, esto es, hipótesis más o menos probables, conclusiones provisionales, resultado de un gran esfuerzo de síntesis. Como escribiera de Finetti; "en realidad, todo está construido sobre arenas movedizas, aunque naturalmente siempre intentaremos apoyar las pilastras sobre los puntos del terreno relativamente menos peligrosos"
Stop! Corten! Los dos párrafos precedentes no son míos (más quisiera) sino de Andrea Carandini, uno de los grandes exponentes de la arqueología actual. Su obra más renombrada quizá sea "Historias en la Tierra", un manual de excavación arqueológica -el manual, podríamos decir-. Hablamos por lo tanto de uno de los máximos expertos en el método de excavación y registro estratigráfico. Es por eso que me parece especialmente interesante su definición de qué es un arqueólogo, porque hace hincapié en aquel aspecto fundamental en Arqueología que tiene que ver con pensar, reflexionar, sintetizar, formular hipótesis. Aquello que queda fuera del estereotipo.
En general, al arqueólogo se le relaciona con la excavación y con el trabajo de campo, sin embargo esto es sólo una parte -me atrevería a decir que sólo la punta del iceberg-. Lo malo del estereotipo es cuando los mismos profesionales lo adoptamos como modelo. Creo que un arqueólogo no debería especializarse sólo en excavar (pero sucede) o sólo en reflexionar (que también sucede), pero creo que más peligrosa es la fiebre de excavar que la de reflexionar. En fin, que me pongo de muy mala leche (lo siento, tenía que decirlo), cuando compruebo cómo somos capaces de hartamos de excavar y coser los cascos urbanos haciendo catas por aquí y por allá pero no somos capaces de añadir una sola línea a la historia de los mismos. Cuando nos ponemos así, los arqueólogos podemos ser como carniceros de contextos, más peligrosos que un furtivo armado con su detector de metales.
> Lectura recomendada (de dónde he extraído la cita):
Carandini, A. (2007), Roma. Il primo giorno, Roma, ed. Laterza.
Enklabe Arqueológica, el Blog de Topografía y Arqueología de la Arquitectura. Arqueologia Topografia Vitoria Álava Alava empresa upv ehu escáner escaner 3d laser laserescaner laserescáner departamento GPAC iruña veleia--------
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Totalmente de acuerdo: a veces solo somos parte del problema y no de la solución, más veces de las que uno quisiese...
ResponderEliminarR.V.
Hola Rafa! Todos sabemos que son las circunstancias las que muchas veces nos obligan a no trabajar como deberíamos o como querríamos. Este no es un mundo perfecto, ¿qué podemos hacer?
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