Mejor o peor organizadas, espontáneas o intencionadas, abiertas, cerradas, en mayor o menor grado ideologizadas, lo cierto es que las iniciativas populares pintan cada vez más en ámbito del Patrimonio. De hecho creo que no exagero al afirmar que constituyen nuestra principal esperanza para esta nueva década que empieza. Ellas pueden ser el acicate que aporte el empuje, la frescura y las nuevas ideas que -creo- empiezan a escasear entre los profesionales.
A mi juicio, aquéllos que hipotéticamente deberíamos ser la punta de lanza en cuestiones de puesta en valor del patrimonio hemos perdido impulso. Ahora casi todos preferimos mantenernos en segunda línea sin hacer demasiado ruido con tal de que nos dejen vivir (o malvivir de esto). Sobran pataletas y quejas de corrillo sobre lo mal que está el sistema "porque no me deja hacer las cosas bien hechas" (el caso es echar la culpa a otros), y falta inquietud, ganas (y narices) para hablar cara a cara con quien hay que hablar.
Da la impresión de que todo está hecho, ¿para que esforzarse si ya está todo inventado? De algún modo nos hemos convertido en unos autómatas, en ejecutores más o menos diestros. Nos hemos acomodado al marco que nos proporcionó la legislación para la protección del patrimonio de finales de los 80 y 90. Esas leyes son la garantía de que -mejor o peor- siempre habrá un mínimo de "tarta" (negocio) para repartir.
Proyecto de Escuela en el Casco Viejo de Vitoria-Gasteiz
Da la impresión de que todo está hecho, ¿para que esforzarse si ya está todo inventado? De algún modo nos hemos convertido en unos autómatas, en ejecutores más o menos diestros. Nos hemos acomodado al marco que nos proporcionó la legislación para la protección del patrimonio de finales de los 80 y 90. Esas leyes son la garantía de que -mejor o peor- siempre habrá un mínimo de "tarta" (negocio) para repartir.
Con todo, creo que algo se sembró y la sensibilización que muestran algunos sectores de la sociedad para con el patrimonio es fruto del esfuerzo continuado de muchos profesionales a lo largo de estas décadas. Es por ello que las iniciativas populares son hoy día incontables. Por resaltar sólo unas pocas podríamos hablar de Sos-Ziriano kultur elkartea, de la Plataforma Salvem el Cabanyal, del Proyecto Molinilla Vive, de la Plataforma Salvemos el Beti-Jai, de la Sociedad Landazuri elkartea, etc. (en nuestra sección Arktivistas tenéis todas las direcciones).
Pero no quiero finalizar este post sin hacer especial hincapié en dos de estas iniciativas, por actualidad y por lo cerca que nos tocan. Me refiero a la recogida de firmas para pedir a la Junta que declare el Yacimiento de Arce-Mirapérez como Bien de Interés Cultural (en su categoría de Zona Arqueológica) y a la presentación por parte de la Plataforma Auzoan HAZI, HEZI, BIZI, ¡No hay futuro sin Escuela! de una propuesta para la recuperación funcional del Palacio Escoriaza-Esquibel. Como podéis comprobar en las imágenes que preceden este texto, los miembros de esta plataforma han logrado confeccionar una propuesta sería que debería ser tenida en cuenta. Si queréis información más detallada aquí tenéis los planos del proyecto y aquí el texto de una breve memoria. Seguiremos hablando del tema.
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