El monolito de Kubrik

Pensando como retomar el blog después de este largo paréntesis, se me vino en mente una extraña asociación de ideas que -al momento de escribir estas líneas- aún tengo dudas de compartir, por su más que probable carencia de interés. 

Se me ocurrió que aunque ya no escribiera ni un sólo post más, que aunque Enklabe Arqueológica cayera en el más completo de los olvidos, aquello que he estado escribiendo durante los últimos meses -siquiera en parte- quizá quedaría para el futuro, grabado en algún servidor remoto o en alguno de mis discos duros, ambos destartalados por el paso del tiempo y posiblemente enterrados después de un cataclismo de dimensiones épicas. 

Imaginé la posibilidad de que quizá -dentro de cientos o miles de años- alguien dispondrá de los conocimientos y la tecnología precisa para recuperar la información de estos discos y que quizá de todos los datos registrados alguien se interesará por los pocos kilobytes que ocupan algunas de las entradas de este blog. Quien sabe...

A continuación, recordé ese peliculón de S. Kubrik llamado "2001. Una Odisea Espacial" (1968). Más concretamente esa escena en que científicos de la NASA descubren -excavando en la luna cual arqueólogos- un gran monolito, al que llaman TMA-1. 

En la película podemos ver cómo ese puñado de científicos enfundados en sus buzos de cosmonauta, se aproximan, poco a poco y no sin miedo, a esa gran losa negra fabricada en un material desconocido... ninguno puede sospechar que aquélla especie de estela funeraria había sido colocada allí un millón de años antes, cuando en la Tierra el ser humano aún andaba a cuatro patas.

De vuelta al principio, pensé que nunca sabes dónde pueden acabar -o a quien pueden interesar- las ideas que rondan tu mente cuando un buen día decides sacarlas del cascarón de tu cabeza y colocarlas sobre cualquier otro soporte físico (ya sea una lápida, un cuaderno, tu disco duro o internet). Pensé también que la Arqueología tiene mucho, pero que mucho, futuro...