martes, 23 de agosto de 2011

Arqueología experimental en el teatro de Mérida

Llegábamos casi media hora antes de que la función diera comienzo. Siguiendo las instrucciones escritas al dorso de la entrada buscamos el vomitorio que nos correspondía, para poco después aparecer en medio del graderío. Al hacer la reserva por internet ya habíamos decidido que queríamos ver el espectáculo de cerca, de modo que ahí estábamos, en una de las primeras filas de la ima cavea. 


Graderío del teatro de Mérida minutos antes del inicio de la función.

Era la noche del estreno de "Antígona" de Sófocles en la esperada versión dirigida por Mauricio García Lozano, pero -la verdad- estaba bastante más nervioso por ver revivir las piedras del viejo teatro romano que por la obra en sí misma. Con todo, el comienzo del montaje fue ciertamente espectacular; iluminación, sonido, puesta en escena... permanecí cerca de media hora con la boca abierta (en otras palabras, logré pasar un rato sin pensar en arqueología).

Espectáculo en la escena emeritense.

Sin embargo, transcurridos esos primeros treinta minutos mi atención empezó a flojear. No sabría decir si fue porque la obra en sí empezaba a perder brillo (de hecho las críticas que pude leer en prensa no fueron demasiado favorables) o por la incomodidad física de aquel viejo graderío romano.

Ensayos de 'Antígona'
Marta Etura fue "Antigona" en esta versión.

Efectivamente, a pesar de los cojines, el espacio era verdaderamente reducido entre fila y fila, las rodillas quedaban demasiado altas, los pies casi no tenían sitio para moverse; por momentos, aquello era  un poco insufrible.

Frente al triste caso del teatro de Sagunto, en Mérida no se recubrió la cavea con una nueva y reluciente obra de mármol, sino sólo con una estructura removible que imita el aspecto y respeta las integridad de las ruinas; en cualquier caso, lo que importa es que las gradas del teatro emeritense respetan las dimensiones del original romano, o lo que es lo mismo, aquellos asientos son esencialmente los mismos que utilizaron los antiguos.

Estado actual de teatro romano de Mérida.

He visto unos cuantos teatros, anfiteatros, circos, odeones, etc. y siempre me he preguntado cómo  experimentaría un espectador romano aquellos espectáculos masivos. Sin embargo, nunca habría pensado que si de verdad quería tener alguna idea al respecto, la comodidad/incomodidad del graderío tendría que haber sido una de las primeras cosas a tener en cuenta. Quien sabe si hace dos mil años los antiguos ya sufrían el síndrome de la clase turista...en el teatro. [Si el post te ha parecido interesante, pincha en los Anuncios de Google unas lineas más abajo y ayúdame a mantener el blog. Gracias]

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