miércoles, 24 de agosto de 2011

Que bonitas piedras vistas desde mi piscina (III)

La fachada del hotel Atrio es la plasmación física de un fracaso de integración, la típica solución de consenso que no satisface a nadie; los arquitectos no pudieron llevar a cabo el rompedor proyecto tal como había sido concebido, pero tampoco los defensores del patrimonio cacereño pudieron evitar que el interior del edificio histórico fuera desventrado inmisericordemente.

Desventramiento del edificio histórico luego ocupado por el Hotel Atrio.

Si tengo que posicionarme, evidentemente me posiciono del lado de la gente de la plantaforma anti-Atrio. Fundamentalmente porque no soporto la soberbia de esa arquitectura que recurre a la provocación por la provocación, al rupturismo por el rupturismo.
 
Proyecto original para la fachada del Hotel Atrio (Cáceres)

Qué fácil es captar la atención recurriendo a nuevos materiales, apelando a llamativas formas arquitectónicas, con qué rapidez pueden levantarse los muros del enésimo paradigma de la arquitectura moderna (qué bonitas se verán las fotos en revistas y libros especializados, cuantos premios se recibiran). Por contra, que difícil es articular un tejido urbano coherente, acogedor, que además destile historia, obra perfecta sin grandes nombres ni planificadores, producto del paso de los siglos y de la acumulación estratigráfica del trabajo de tantos y tantos constructores anónimos. 

Es precisamente esa energía inmanente de los cascos históricos la que vampirizan los nuevos demiurgos de la arquitectura en contexto urbanos; en el fondo, tiene toda la lógica, sin nada que "romper" no puede haber arquitectura rupturista ¿Dónde sino en el "casco viejo" las nuevas arquitecturas pueden resultar de hecho más novedosas? (continuaré en un futuro post).

1 comentario:

  1. Hola Ismael:
    Me han parecido muy interesantes tus posts sobre recuperación de cascos históricos. ¿Para cuando la cuarta parte?

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