Ángel ha escrito este interesante comentario al anterior post, creo que vale la pena convertirlo en una nueva entrada. Ahí va:
"Creo que esa distorsión de dos meses entre la toma del cargo de iure y de facto por parte de los magistrados se debía a lo que tardaban muchos de ellos en desplazarse a Hispania, esa península codiciada inicialmente tanto por cartagineses como por romanos y que en el siglo II d.C. ya formaba parte en su mayoría de la órbita romana. Parece de la impuntualidad va en los genes ibéricos...
Calendario romano (siglo I) |
También esa distorsión de dos meses es la culpable de que septiembre (VII) sea actualmente el noveno mes, octubre (VIII) el décimo, etc. De hecho el quinto mes del año -Quintilis- acabó llamándose Julio en honor de Julio César.
La verdad es que no hay ninguna razón objetiva para que el año empiece el 1 de enero, quizá la próximidad del Perielio (cuando estamos más cerca del sol, hacia el 4 de enero), aunque los romanos no tuvieron la capacidad para poder determinar este dato y además justo antes del calendario gregorano esta pecuaridad astronómica quedaba algo más basculada hacia diciembre (finales, en cualquier caso). A mi juicio, lo lógico es que el año comenzara con el Solsticio de Invierno y los meses estuvieran distribuidos como los del calendario revolucionario francés, más o menos coincidiendo con los signos del Zodiaco".
Gracias Ángel.
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