En días de fiesta como éste de San Prudencio, resulta paradójico comprobar cómo en realidad son muy pocos los qué saben por qué celebran lo que celebran.
Pero que resulte paradójico no significa que resulte extraño, sorprendente. Basta bucear en la documentación de otras épocas, para concluir que, si es que existe una característica común entre todas las fiestas y ritos de origen ancestral, ésta es que aquellos que participan en ellas lo hacen ante todo por costumbre, porque es tradición, porque que sus padres les enseñaron a hacerlo, por ese extraño gusto que prueban al repetir una y otra vez los mismo gestos; psicólogos y antropólogos insisten en que los ritos nos tranquilizan, nos reconcilian con el mundo que nos rodea.
En definitiva, a la tradición no le hacen falta razones, pero aún con todo, estas existen. Resulta evidente que toda tradición tiene un origen; ahora bien, sorprende (esta vez sí) ver lo poco que en realidad podemos decir sobre ése basándonos en documentos. El caso de nuestras fiestas de San Prudencio no es una excepción a esta regla.
Imagen de San Prudencio (Foto: El Correo). |
Pero que resulte paradójico no significa que resulte extraño, sorprendente. Basta bucear en la documentación de otras épocas, para concluir que, si es que existe una característica común entre todas las fiestas y ritos de origen ancestral, ésta es que aquellos que participan en ellas lo hacen ante todo por costumbre, porque es tradición, porque que sus padres les enseñaron a hacerlo, por ese extraño gusto que prueban al repetir una y otra vez los mismo gestos; psicólogos y antropólogos insisten en que los ritos nos tranquilizan, nos reconcilian con el mundo que nos rodea.
En definitiva, a la tradición no le hacen falta razones, pero aún con todo, estas existen. Resulta evidente que toda tradición tiene un origen; ahora bien, sorprende (esta vez sí) ver lo poco que en realidad podemos decir sobre ése basándonos en documentos. El caso de nuestras fiestas de San Prudencio no es una excepción a esta regla.
Ambiente en las campas de Armentia el día de San Prudencio (foto: El Mundo). |
Mañana, 28 de Abril será San Prudencio y, quien más quien menos, todos subiremos al santo (llueva o no llueva), pasaremos un rato en las campas de Armentia y comeremos caracoles o perretxikos para cumplir con la tradición. Los menos, entraremos en la Basílica, el corazón -algo olvidado- de toda esta celebración, donde nos encontraremos cara a cara con el santo: ¿quién fuiste, Prudencio?, ¿que hay de creíble en las historias que se cuentan de ti?
San Prudencio, mito y realidad
Tradición aparte, recientes investigaciones sobre la vida de Prudencio apuntan que, si bien no existen pruebas definitivas de que el santo fuera natural del pueblo de Armentia, sí que existen indicios suficientes para retenerlo como un personaje efectivamente de origen alavés. Esos mismos estudios acreditan que vivió en algún período entre el siglo VIII y la primera mitad del siglo X, confirmando asimismo algunos otros hechos de su vida, a saber; que ejerció el eremitismo en la zona de Soria, que predicó entre los mozárabes allá por las inmediaciones de Calahorra, que fue obispo de Tarazona, que residió durante un tiempo en Osma y que fue enterrado en la cueva artificial de Monte Laturce (Clavijo, La Rioja).
Inicios del culto
Al parecer, el culto a San Prudencio empezó a calar una vez Sancho I Garcés, rey de Pamplona, conquistó el espacio riojano, es decir, durante el siglo X. Y fue precisamente en el ámbito monástico riojano (monasterios de Monte Laturce, San Millán de la Cogolla y San Martín de Albelda) y no en Álava, tierra natal del santo, donde parece que primero arraigó su veneración. Con todo, la verdadera expansión del culto no dió comienzo hasta el siglo XI.
Inicios del culto
Al parecer, el culto a San Prudencio empezó a calar una vez Sancho I Garcés, rey de Pamplona, conquistó el espacio riojano, es decir, durante el siglo X. Y fue precisamente en el ámbito monástico riojano (monasterios de Monte Laturce, San Millán de la Cogolla y San Martín de Albelda) y no en Álava, tierra natal del santo, donde parece que primero arraigó su veneración. Con todo, la verdadera expansión del culto no dió comienzo hasta el siglo XI.
Capilla Mayor de la Basílica con el Santo al centro. |
Orígenes de la fiesta en Vitoria y Álava.
Aunque alguno pueda sentirse decepcionado, lo cierto es que el documento más antiguo conocido donde se habla de la festividad de San Prudencio en Vitoria data sólo del año 1483; nos referimos a un calendario que recoge todas las festividades que por entonces guardaba el Ayuntamiento. En este calendario se dice -sin especificar un día concreto- que San Prudencio se celebraba efectivamente en Abril (es importante advertir que en el citado documento se indica que las fiestas en él recogidas vienen respetándose ya desde antiguo, sin que podamos decir 'cuánto' de antiguo).
La romería.
La romería.
El origen de la romería a San Prudencio tiene que ver con lo establecido en las primeras ordenanzas de la Iglesia Colegial de Santa María de Vitoria (actual Catedral). Éstas datan de 1498 y señalan que los canónigos tenían la obligación anual de ir a decir misa a la iglesia de Armentia el día de San Prudencio. Concretamente, el texto dice así: "Que el día de Señor de Sant Andres é San Prudencio que dexando la dicha Iglesia pral. Colegial de Santa Maria hayan de ir todos Chantre é Thesorero é Canonigos á la dicha iglesia de Armentia é digan todos los officios cantados solemnemente en la dicha iglesia de Armentia segund por la dicha Bula se contiene á primis vesperis usque ad secundas inclusive".
Monumento a San Prudencio en Armentia (obra de J.L. de Goicolea, 1940) |
Reliquia.
Aunque pueda resultar sorprendente, por aquel 1498 aún no existía en Vitoria reliquia alguna que venerar. Los restos mortales del santo hacía siglos que se custodiaban en el monasterio de Monte Laturce (Clavijo, La Rioja), y no fue hasta 1580 que una representación de la susodicha iglesia colegial de Santa María logró le fuese cedida una parte del cuerpo de San Prudencio.
La llegada de la reliquia a nuestra ciudad estuvo rodeada de una gran celebración. Landazuri la describe así: "Se acordó que el día de su público recibimiento saliesen todos los vecinos al Convento de Religiosas de Santa Clara, avisando también para el mismo efecto a los dos Cabildos de la Colegial y Universidad de Beneficiados, los quales juntos con la Ciudad se hallaron a este plausible recibimiento. Mandose por la Ciudad que fuese llevada la cera perteneciente a las Cofradías de la Veracruz, y Santísimo Rosario. Hízose la procesión, y función con el mayor aplauso y suntuosidad".
Oficialización como patrón de Álava.
Más de medio siglo después, otra fecha importante para el culto de San Prudencio será 1644, pues fue en ese año que Álava lo tomó oficialmente como patrón. Es entonces que la fiesta empieza a celebrarse de un modo parecido como hoy día la conocemos.
Se establece una procesión general para el día 28 de Abril "con sermón y otros regocijos", y una rogativa pública hacia el enclave de Armentia que, curiosamente, tenía lugar el día después al del Santo. A esta última asistían: "los dos Cabildos de la Colegiata y Universidad de Beneficiados, el Procurador Síndico General de la Ciudad en su nombre, y todos los Mayorales de las veinte y dos Vecindades en representación de ellas, y de los demás vecinos".
Se establece una procesión general para el día 28 de Abril "con sermón y otros regocijos", y una rogativa pública hacia el enclave de Armentia que, curiosamente, tenía lugar el día después al del Santo. A esta última asistían: "los dos Cabildos de la Colegiata y Universidad de Beneficiados, el Procurador Síndico General de la Ciudad en su nombre, y todos los Mayorales de las veinte y dos Vecindades en representación de ellas, y de los demás vecinos".
No acaba aquí el relato de los orígenes de la tradición de las fiestas de San Prudencio, de hecho los siglos XVIII y XIX fueron muy importantes en la consolidación 'legal' del santo como patrón de Álava... resulta que no todos los alaveses estaban de acuerdo, muchos pensaban que este santo (frente a otros muchos existentes en el Territorio) era una suerte de imposición por parte de los vitorianos... en próximos post intentaré desglosando esta interesantísima pero compleja cuestión.
> Para saber más:
- Igartua Ugarte, Nora (2003), Prudencio de Armentia, obispo de Tarazona. Fuentes y contexto histórico de su vida y culto., Vitoria-Gasteiz, Ed. DFA.
- Landazuri y Romarate, Joaquín (1797), Historia eclesiástica de la M.N. y M.L. Provincia de Álava; obra reeditada por la DFA en 1976.
- Martínez de Marigorta (1939), San Prudencio de Armentia y su maestro San Saturio, Vitoria-Gasteiz.
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