lunes, 19 de agosto de 2013

Metro NY

Sospecho que todos cuando venimos a Nueva York tenemos una agenda bastante coincidente en cuanto a los 'imprescindibles'. Por muchos días de que dispongas, es una ciudad tan inabarcable que el tiempo siempre se te va a quedar corto. No obstante, para aquellos que les guste salirse un poco de lo habitual, creo que el Museo del Transporte de Nueva York puede ser una opción en la que invertir  un par de horas. 
 
La entrada al museo es como cualquier otra del Metro de NY
 
Apenas aparece en ninguna guía, y por ello no es de extrañar que casi no se vea gente recorriéndolo. Da la impresión más bien de estar dirigido al visitante local, al newyorkino de a pie, o quizá mejor dicho de 'a metro' porque este medio de transporte es el protagonista en la mayoría de salas.
 
La estación recreada es la de Court St.
 
Supongo que depende de los costumbres de cada uno, sin embargo, cuando se trata de turisteo por grandes capitales, la mayoría de los que conozco tienen el Metro como uno de sus principales aliados, la forma rápida y económica de llegar a prácticamente todos lados. Aprender cuál es la mecánica particular del Metro de cada ciudad, cuáles sus líneas principales, saber leer su plano.., es todo un ritual de inicio de vacaciones que no deja de tener su gracia.
 
Plano de Metro de NY en un vagón de principios de siglo.
 
Al final uno se pasa en el Metro más tiempo de que pudiera creer, viendo pasar paradas y paradas. Es un observatorio privilegiado para poder ver cómo se comporta la gente del lugar e intuir sus costumbres desde esa proximidad distante que te proporciona estar en el asiento de al lado.
 
El Metro es un lugar de historias individuales-como por ejemplo la de los músicos que amenizan en los túneles- pero también de conductas masificadas, impersonales; no es raro ver riadas y riadas de gente que se cruzan en los intercambiadores. Me hipnotizan: ¿dónde van?¿de dónde vienen?
 
Interior de un vagón de 1907
 
El Museo del Transporte de Nueva York es el segundo que conozco dedicado a estas cuestiones (el otro está en Chamberí, Madrid) y es realmente interesante. El montaje expositivo está muy cuidado y es bastante interactivo. Empiezan contándote cómo empezó a construirse, y lo importante que fue a la hora de posibilitar el crecimiento de la ciudad; nos gustó especialmente la parte que dedican al trabajo de los topógrafos de mediados del siglo XIX, que se ilustra no sólo con fotos sino con parte del instrumental original que utilizaban. También hablan de esos grandes olvidados que son los excavadores que a base de pico y pala fueron abriendo los túneles.
 
Un 'transit', lo mas parecido a un teodolito que tenían en la época.
  
Pero el momento álgido de la exposición llega cuando te dejan bajar a las vías (han reutilizado toda una estación de Metro fuera de uso) y tienes la oportunidad de ver, entrar, salir y fotografiar una docena larga de vagones antiguos, restaurados y de distintas épocas, desde 1906 hasta los actuales, con su publicidad original en las paredes, con los asientos y la tapicería de cada momento, con los viejos planos de Metro enmarcados en el rincón. Una gozada; todo te llama la atención y a veces no sabes en qué concentrarte... pero lo haces. Te paras, te sientas al fondo de uno de los vagones, sobrevuelas con la mirada todo aquel espacio y piensas...¿cuántas vidas?¿cuantas historias se cruzaron sin saberlo, allí?
 
Un viajero.

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