Preparando la conferencia sobre el derribo de los conventos del pasado 5 de Mayo tuve la oportunidad de volver a profundizar en una gran cantidad de material que hacía tiempo no tocaba. Por fuerza -tratándose de una charla de poco más de una hora-, no había tiempo suficiente para abordar todos los pormenores que me habría gustado.
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Aspecto del interior de la iglesia del convento poco antes de su derribo. |
Una de las cuestiones que dejé en el tintero fue el 'diario' del derribo del Convento de San Francisco, un diario que podemos reconstruir gracias a diversos artículos publicados por Emilio de Apraiz, arquitecto provincial de la época en que se suscitó aquél monumental crimen contra nuestro patrimonio.
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Materiales producto del derribo del convento aún en el propio solar donde se erigía. |
Con este post, pretendo comenzar una nueva serie de entradas cuyo objetivo es el de dar a conocer lo absurdo e inverosímil del 'caso San Francisco', publicando tanto los sucesos como las opiniones de los vitorianos de entonces, vitorianos que asistieron estupefactos a la enésima pantomima de esas de 'patio de colegio' a las que les tenían acostumbrados los concejales de su ayuntamiento (¡cuantas veces no hemos vuelto a ver -y vemos aún hoy día- escenas parecidas¡).
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José Miguel de Barandiran, vitoriano de adopción, en tiempos de su rectorado en Vitoria. |
Pues bien hoy me limitaré a recoger la opinión que vertía José Miguel de Barandiarán en el 'Heraldo Alavés'. Corre el año 1930 y el periódico titula del siguiente modo:
"Don José Miguel de Barandiarán, ilustre etnólogo, publicista y Rector del Seminario de Aguirre.
"Al señor Director del Heraldo Alavés. Mi distinguido amigo: Opino que la iglesia de San Francisco merece ser conservada por su interés artístico e histórico. El progreso de una ciudad no consiste sólo en adquirir formas y líneas nuevas, o en imitar servilmente los métodos de urbanización que la moda o la necesidad va imponiendo en otros pueblos. Consiste también en saber respetar lo hecho, si ello es educativo, aún cuando proceda de tiempos pasados [la negrita es del original y parece que pretende expresar ironía].
"Un monumento arquitectónico no es un simple conglomerado de piedras, cemento y madera. Es, ante todo, un giro espiritual propio de la época en que se hizo. Es un recuerdo que representa el saber y los gustos de las generaciones que nos precedieron. Constituye para nosotros una lección y un modelo que debe ser imitado o superado.
"Creo que la iglesia de San Francisco se halla en este caso, como lo han declarado antes de ahora diversas entidades y personas especializadas en estas materias. Mande a su afectísimo amigo q.e.s.m. [Firmado:] José Miguel de Barandiarán."
"Don José Miguel de Barandiarán, ilustre etnólogo, publicista y Rector del Seminario de Aguirre.
"Al señor Director del Heraldo Alavés. Mi distinguido amigo: Opino que la iglesia de San Francisco merece ser conservada por su interés artístico e histórico. El progreso de una ciudad no consiste sólo en adquirir formas y líneas nuevas, o en imitar servilmente los métodos de urbanización que la moda o la necesidad va imponiendo en otros pueblos. Consiste también en saber respetar lo hecho, si ello es educativo, aún cuando proceda de tiempos pasados [la negrita es del original y parece que pretende expresar ironía].
"Un monumento arquitectónico no es un simple conglomerado de piedras, cemento y madera. Es, ante todo, un giro espiritual propio de la época en que se hizo. Es un recuerdo que representa el saber y los gustos de las generaciones que nos precedieron. Constituye para nosotros una lección y un modelo que debe ser imitado o superado.
"Creo que la iglesia de San Francisco se halla en este caso, como lo han declarado antes de ahora diversas entidades y personas especializadas en estas materias. Mande a su afectísimo amigo q.e.s.m. [Firmado:] José Miguel de Barandiarán."
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